En lo que a instrumentos se refiere, podríamos decir
que la viola tuvo mala suerte en la lotería de la música.
Es el hijo mediano de la familia de la cuerda.
A menudo ignorado en favor de su hermano más llamativo, el violín.
Montones de personas nunca han oído hablar de ella.
Beethoven nunca compuso una pieza para ella.
A los músicos les gusta hacer chistes sobre ella,
dicen cosas como: "Oh, la viola, donde los malos violinistas van a morir".
Y, efectivamente, tiene un defecto.
Este instrumento, para ser acústicamente perfecto,
necesitaría que sus cuerdas fueran más de medio pie más largas,
lo que lo haría intocable, excepto quizás
para un jugador de baloncesto profesional.
Y, por tanto, es un instrumento de compromiso.
Es incapaz de resonar de forma tan completa como lo haría si tuviera cuerdas muy largas.
Y así el sonido es en cierto modo diferente de lo perfecto.
No vibra tanto, habla lentamente,
el instrumento es temperamental, algunos dirían que irascible.
Y es difícil de tocar.
Entonces, ¿por qué toco este instrumento?
La razón es que cuando tenía ocho años,
en aquellos días en los que las escuelas aún tenían música,
estaba sentada en mi clase y un grupo de músicos profesionales vino
a explicar los instrumentos de la orquesta, uno a uno,
y cuando llegó el turno del violista,
tocó esto.
(Música)
Solo la viola puede producir este sonido.
Y, afortunadamente para nosotros, Johannes Brahms lo sabía
y compuso esta increíble canción, o al menos su comienzo .
Estas problemáticas cuerdas cortas son las que dan
al instrumento su increíble carácter,
la oscura urgencia de su sonido, que parece
provenir de la tierra e intentar liberarse hacia el cielo.
Desde el momento en que escuché ese sonido
supe que sería mío.
Desde ese momento me convertí en violista.
Debo aclarar que no estoy avergonzada de reconocerlo.
Es verdad que este instrumento plantea dificultades.
Pero en esas limitaciones encontramos sus posibilidades.
Es el instrumento más cercano en registro a la voz humana.
Y los compositores han mostrado mucho interés en explotar esa característica.
Como la voz humana, es falible.
En sus acordes más altos se ahoga.
(Música)
Esta es la "Canción del lamento" de György Kurtág.
Y en los acordes más bajos refunfuña, gruñe, suspira.
A finales de los años veinte el compositor
Paul Hindemith creó una pieza muy corta para viola.
En un tiempo en el que los bancos alemanes imprimían dinero
más rápido de lo que podían,
la industria armamentística fabricaba armas
y el país estaba sumido en el caos,
compuso esto.
(Música)
Pueden ver cómo se puede llevar al instrumento
hasta extremos de carácter.
Es el camaleón de la música, un actor de carácter.
Estoy bastante contenta de no ser la protagonista.
Me gusta el hecho de ser capaz
de aprovechar los defectos del instrumento para encontrar nuevos universos de sonido.
Creo que es revelador que muchos autores
compusieran para la viola al final de sus vidas,
cuando el tiempo para brillar y demostrar fuerza había pasado,
eligieron el instrumento imperfecto para contar sus secretos.
Voy a dejarles con la pieza de Franz Liszt,
una de las sus últimas canciones, llamada "Romance Oubliee": "Romance olvidado".
(Música)
Para mí la historia está en el sonido,
la perfección se encuentra en la imperfección.
Quizás nunca sea tan virtuosa como un violinista
o tan heroica como un violonchelista.
Prefiero tocar el instrumento imperfecto.
Muchas gracias.
(Aplausos)